martes, 15 de julio de 2008

EL COLEGIO DEL CUERPO

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Confieso que una de las artes escénicas
que me gusta más es el teatro. Tanto que al ver una obra, me dedico a hurgar el modo en que la trama psicológica, el lenguaje corporal o las coreografías pueden ser útiles para mi labor como psicólogo y facilitador. En el teatro he encontrado una fuente valiosa de reflexiones y aprendizajes, Incluso el enfoque y artificios usados para la puesta en escena me llaman mucho la atención.

En cambio con la Danza, la cosa no cuaja conmigo. Como que no la entiendo y no la disfruto. Sin embargo, este último sábado, me encontré con una agradable sorpresa en el ICPNA de Miraflores.


Sucede que el grupo colombiano El Colegio del Cuerpo vino a un Festival Internacional de Danza y ofrecieron al público peruano una "clase maestra" de su trabajo, una experiencia interesante, ilustrativa y difícil de olvidar. Vine a ver qué era la “danza social” y recibí una clase de pedagogía corporal: "...qué aflore el creador..."


Y es que yo me pregunto ¿se puede hacer pedagogía a partir del cuerpo? ¿se puede aprender algo del cuerpo para la vida? Pues aparentemente si y el discurso de su Director Álvaro Restrepo sonó muy convincente cuando empezó diciendo esto: ¡¡el cuerpo no miente!!”.

El cuerpo es el centro del aprendizaje

Ciertamente, no es un grupo de danza contemporánea, ellos dicen ser el centro contemporáneo de la danza, que ofrece una oportunidad de construc

ción de una nueva ética del cuerpo humano (indisolublemente ligada a búsquedas estéticas y artísticas) pero asociadas con el acontecer contemporáneo de la cultura y de la vida social, política y económica.

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Sus integrantes exploran las bondades del trabajo corporal, a través de movimientos y rutinas de gran exigencia física lo cual les obliga a desarrollar mucha conciencia de sus equilibrios –tan útiles para enfrentar realistamente al mundo “…quiero cuerpo y pies bien enraizados sobre la tierra…”, la potencia y posibilidades musculares se entrelazan con un “darse cuenta” de sus potencialidades de desarrollo; la fantasía, tan útil para la proyección coreográfica se vuelve una proyección ambiciosa para la vida. "...estira tus uñas, proyéctalas como rayos laser, que todo sea una extención tuya..."


Trabajan en grupo con movimientos simbióticos (pareja o elenco), sus coreografías exploran los vacíos (“ma”) del compañero, entrelazándose corpóreamente en función al espacio descubierto en un acompañamiento mimético-complementario, perfectamente estético y armónico.

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Este trajín que obliga a los y las protagonistas a desarrollar reflexiones acerca de la presencia del compañero(a) y la serie de responsabilidades inherentes al trabajo: el respeto, la responsabilidad, el cuidado, el desarrollo compartido…la conciencia de una ética sostenida en valores útiles para la convivencia y desarrollo humano. “…el auto-conocimiento y el auto-respeto deben ser entendidos como condiciones sin equa non para lograr el respeto por el otro…”


La Corporación El Colegio del Cuerpo es una escuela profesional de danza con una curiosa historia: Restrepo, bailarín que empezó ya adulto para la danza, hizo una exitosa carrera en Nueva York y regresó a Colombia para volcar lo aprendido en niños excluidos, dando cumplimiento a una enseñanza familiar que le indicaba no dejar de construir el aspecto sagrado de la vida. "

...una buena educación nos potencia, la mala educación nos fragmenta, nos castra..."


Así, desarrolló desde hace 11 años su propuesta dancística con niños(as) marginados de zonas muy pobres en Cartagena de Indias, tratando de inculcarles una nueva noción de riqueza “…con la postura y dignidad de la danza se podría transformar la vida…”. Hoy cosecha éxitos con coreografías elaboradas por los mismos chicos –ahora jóvenes- basados en la técnica aprendida, materiales de reciclaje y por esta visión tan importante:


“…Nuestra pretensión es la de aportarle a la sociedad individuos orgullosos de sí mismos, que aman lo que hacen - y por ende, lo que son - y que le aportan a su comunidad elementos de paz desde esa plenitud, amor y realización vital…”



Retrepo, quien es el gran impulsor, vino a Lima acompañado de 04 de sus alumnos, los mismos que están próximos a graduarse de maestros. Ninguno con formación clásica de ballet, todos más bien de zonas pobres de Cartagena y con un proyecto de vida bajo el hombro. El Banco Mundial, a cambio, les acaba de financiar un proyecto de 1 millón de dólares para seguir con esta búsqueda.


La pregunta ahora es ¿de qué modo esta actividad contribuye a la facilitación?

Y yo mismo me respondo: Pues que este señor ha creado condiciones para que niños desesperanzados logren darse cuenta del potencial que tienen y de lo ricos que pueden ser. “…ser o tener es otra dimensión de la riqueza..”. Ha facilitado que estos seres humanos se consoliden como ciudadanos del mundo, con solidez interna y capaces de afrontar la vida enseñando a vivir, con menos límites y más atrevimiento...ha vencido al miedo. Indudablemente una contribución.


Y ¿qué aportes hay para los facilitadores?

Primero: que nos quitemos los límites, pues un facilitador limitado no puede abrir espacios para el desarrollo de los demás. ¿somos concientes de nuestras limitaciones…sabemos cómo salir de ellas? ¿podemos gestar así la apertura de otros(as)?, ¿tenemos conciencia de un proceso exploratorio de nuestros límites?


Segundo: ¿Somos realmente éticos? ergo, ¿podemos decir que tenemos una conducta ética?. ¿La formación académica de un facilitador pasará por la revisión de su ética? ¿estamos en condiciones de acreditar la ética de un aspirante a facilitador?


Tercero: ¿Estará en la pedagogía la herramienta para la construcción de una ciudadanía mejor? ¿Ser facilitador será también un esfuerzo pedagógico? ¿será un trabajo filigranado e influyente o seremos expectantes absortos del libre fluir de la masa?


Cuarto: Creo que un facilitador es en realidad un buen ciudadano, aquel que necesitamos para convivir, aquel que aspiramos todos ser, o mejor aún, ser facilitador es uno de los roles del ciudadano esperado, del ciudadano global.



¿Y qué me queda a mi, después de todo esto?

Pues que mi cuerpo está dormido, que mi cabeza es la que se mueve, la que se dinamiza…que mi cerebro está alerta pero mi cuerpo no, que me acalambro cuando estiro mi brazo sin paciencia….soy conciente de ser sólo una conciencia acompañada. Sólo me queda volver al cuerpo, recobrarlo, recordar en él, aprender de él. Ya sé que sueña a reproche pero, como diría Restrepo, cuando algo no sale bien: “…¿para qué estamos aquí?, pues para equivocarnos, para aprender...”


Un abrazo

Hans Gutiérrez
Moderador
DH FACILITADORES
hansgutierrez@dh-facilitadores.org



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