martes, 12 de agosto de 2008

"LA PRESENTACIÓN" en el trabajo grupal (1)

.
Me contrataron para facilitar un evento. LLego a la hora pactada y espero pacientemente a que el auditorio esté listo para iniciar mi labor. Sentado al final de las butacas me doy un tiempito para chequear que todo esté listo. Miro el equipo de sonido, las sillas, mido el espacio por donde me desplazaré. Me contextualizo, pregunto quiénes son, qué edades tienen, de dónde vienen, en qué trabajan. Miro sus ropas, sus ademanes. Debo conocer al grupo.
.
Camino, los observo, como siempre no los conozco, sus miradas son grises, están tensos, tampoco se miran entre ellos(as). Son un montón de extraños(as) para mí, afino la mirada y me doy cuenta que casi no se conocen, apenas se tocan. No se tienen confianza, miran de frente y no a los costados. Son desconocidos a pesar de todo.
.
El hielo inicial
.
No saben nada de mi ni yo de ellos. Cuando esto ocurre hay que acelerar el proceso de lograr confianza dando seguridad. El miedo a lo desconocido es habitual en las personas, éste los lleva a esconderse o a huir, por esa razón la sesión inicial de cualquier trabajo grupal se encuentra con ese escollo permanentemente. Son "mecanismos defensivos" de cada uno y de la masa. A veces dá la impresión que el grupo se resistiera a seguir adelante y boicoteara la labor del facilitador. No se preocupen, es el HIELO inicial.
.
Mis diálogos internos empiezan a torturarme: "...es obvio, están recelosos conmigo, no saben qué haré o quizás sospechan que los pondré en situaciones ridículas con juegos que no pidieron. Quizás ni se imaginan lo que viene, algunas miradas son críticas, otras parecen severas y pocas amistosas..." Yo sonrío.
.
La "presentación"
.
Antes que nada debo hacer algo para romper ese hielo que nos aleja tanto. Hay que iniciar todo con la "presentación".
.
He visto a otros que empiezan sin este ritual. No hacerlo es un error que traerá consecuencias posteriores difíciles de corregir. Por eso muchos grupos nunca terminan de cuajar. Cuando esto ocurre las intervenciones del facilitador dan la impresión de ser medidas, calculadas, frías. Asimismo, el grupo tampoco articula sensaciones ni procesos con naturalidad. Se siente una actitud forzada y conformista que nos es propicia para el trabajo. Lógico, es que nunca sentiré libertad cuando al lado mío tengo a un(a) perfecto(a) extraño(a) que siento que me cohibe me limita, me incomoda. De allí lo importante de "presentarse" previamente, de hacer que nos invada la confianza.
.
Empiezo: Primero, debo presentarme y hacer que se presenten ellos(as). Este artificio resulta infalible para el éxito grupal, con eso logro destensarlos. Durante la presentación debo ser amable, auténtico y profundo, dándoles el ejemplo, ciertamente este procedimiento ocupa un espacio de tiempo importante pero vale la pena esta inversión. Inclusive resulta mejor cuando todos forman un círculo cerrado, en él todos se sienten incluídos, todos forman parte de... todos se miran y pueden observar sus cuerpos y gestos, no hay jerarquías. Hay intimidad.

Ojo! es mejor sí el facilitador incluye a todos(as) los asistentes en el trabajo grupal pues a veces hay personas que no se integran o se niegan a integrarse colocándose en calidad de observadores (fisgones) a un costado del salón. Este error inicial genera muchas veces desconfianza y malestar en los que sí trabajan, razón por la cual el desarrollo del grupo puede enturbiarse. Evitémoslo.

El éxito de un trabajo grupal, en buena medida responde al inicio de un proceso en donde las personas se dan a conocer hasta lograr un clima cálido y de confianza.

Continuará.....


Un abrazo,

Lic. Hans Gutiérrez
Psicólogo y Facilitador
Cel. 99733-2667
http://www.dh-facilitadores.org





.