Estábamos en el Coliseo Manuel Bonilla, de Miraflores, espectando un importante partido de Voley entre dos equipos de la liga profesional peruana, junto a nuestro querido amigo español Pablo Villoch, a quien llevamos gentilmente a vivir esta emocionante experiencia luego de desarrollar un evento de capacitación en DH FACILITADORES.
Nuestro equipo de Voley, entrenado por la mítica Natalia, se esforzaba tozudamente por no perder puntos e intentando marcar otros, guerreando por sobreponerse a sus limitaciones del momento ...y lamentablemente dejando notar su descontrol al verse vencidas por algún mate enemigo. Llamaba la atención sus rostros ante cada punto perdido denotando un lento proceso de reclusión en sí mismas, convirtiéndolas en autómatas, dueñas de sus propias parcelas, en medio de un partido importante. El aislamiento de todas se podía resumir en un "yo (al menos yo)...no fallaré!"
No había forma de ayudar desde el frío cemento de las graderías, desde la oscuridad del anonimato, desde la impotencia por el camino aún no recorrido de la ciencia del trabajo en equipo. Miriam y yo gritábamos con la garganta agrietada con la ilusión de que alguna voz nuestra ilumine lo que al final le queda a cualquier jugadora en el aún inexplorado potencial de los equipos: la inspiración.
Cuánta cohesión aún faltaba, cuánta solidaridad, cuánto espíritu resiliente había que labrar en este grupo de mujeres extraordinarias, pensaba yo. Es en ese momento que Pablito Villoch en medio del ensordecedor ruido de las barras entusiastas me recomienda al oido el nombre de Xesco Espar y su reconocido trabajo con equipos de alta competencia basado en una filosofía de trabajo en equipo y de esfuerzo colectivo solidario que le llevó muchos triunfos y ser considerado uno de los grandes entrenadores de balonmano en Europa. Su frase célebre: JUGAR CON EL CORAZÓN.
Confieso que leer a Xesco Espar me ayudó mucho, convirtiéndose en una puerta hacia un mundo lleno de innovaciones para el mejor trabajo en equipos de alta competencia. Descubrí mucho y también confirmé mucho. Fue una experiencia reveladora esta de lograr el ansiado TRABAJO EN EQUIPO.
Al final, mi voz terminó destruída, la de Miriam igual y también la de Pablo, que sorprendentemente no dejó de alentar. Los tres mosqueteros habíamos dado lo mejor de nosotros mismos con nuestro incesante coro salido de nuestras entrañas. Ese partido fue durísimo y nuestras queridas jugadoras ganaron agónicamente 3 sets a 2, pálidas y sudando frío. Estaban ellas en una peligrosa curva hacia el declive influenciado por su estado anímico grupal y por esa razón solicitaron mi apoyo profesional (y no sólo desde la barra) ...y yo feliz por el reto!.
A la luz de la influencia de ESPAR iniciamos la labor
retadora con el equipo y fue asi que trabajamos valores como la generosidad,
humildad, la confianza, el entusiasmo y el compromiso.a desarrollar y que
sirvieron para nuestro trabajo:
GENEROSIDAD: ¿Cómo hacer para que ellas abandonen el temor al fracaso individual para generosamente aportar con su sacrificio colectivo?
HUMILDAD: ¿Cómo hacer para que la emoción que envuelve el reconocimiento de las y los hinchas no les haga perder la humildad?.
CONFIANZA: Se conocían desde hacía tiempo pero les confieso que cuando se estrecharon lazos de afecto entre ellas se desvanecieron las diferencias y se instaló la confianza entre ellas, pero... ¿era suficiente para restablecer la confianza grupal para dar solidez al equipo?.
ENTUSIASMO: Las cosas nunca fueron fáciles... había que instaurar una nueva cultura en el equipo (el corto tiempo era el enemigo) pero tenía a mi lado a alguien que aprendió a restaurar el entusiasmo que tantas veces se perdía. Alguien a quien llamé "El corazón del voley peruano" y que funcionó como un motorcito estratégico en el equipo. Gracias Mila!
COMPROMISO: La pregunta era ¿cómo actuamos cuando el marcador está en contra? Ese era el momento para demostrar el compromiso de las jugadoras. Trabajamos a veces con sustento a veces intuitivamente, sintiendo al
grupo y el descubrimiento fue realmente generoso.
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Nuestro querido grupo perdió el siguiente partido, pero luego, con el gran esfuerzo de todo el equipo técnico se levantó la curva de eficiencia que pasó de decreciente a ascendente ganando luego 06 partidos consecutivos
hasta pelear el cupo para llegar a la final del campeonato. Esa ya es
otra historia. Gracias UCV, gracias Naty, gracias Mila, gracias chicas de oro!
Hans Gutiérrez
Director
DH FACILITADORES
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