Discurso navideño del Papa Francisco I convertido en artículo con el nombre de LAS 15 ENFERMEDADES DE LA CURIA, el mismo que ha sido adaptado por Jorge Navarro Ibáñez con el nombre de ORGANIZACIONES ENFERMAS y que transcribimos aquí.
ORGANIZACIONES ENFERMAS
Por Pedro José Navarro Ibáñez.
En las pasadas navidades, Jorge Bergoglio (nombre del ahora Papa Francisco I) volvió a
sorprendernos con una de las originales intervenciones a las que nos tiene
gratamente acostumbrados desde el inicio de su pontificado.
En una audiencia con las personas que trabajan en
el Vaticano no quiso dejar pasar la oportunidad de reflexionar acerca de las
enfermedades de la Curia, que a efectos nuestros, de los comunes mortales que
sobrevivimos a diario, podemos encontrar en cualquiera de nuestras
organizaciones.
Sea una empresa privada, una Administración
pública, un partido político, un sindicato, una asociación de madres y padres o
un colectivo cualquiera, bien de carácter altruista o con intereses más
egoístas.
Siempre he estado muy interesado en conocer los
entresijos de las organizaciones donde he desarrollado mi vida profesional. Por
ello, no puedo por menos que considerar que Francisco clavó el diagnóstico de
esas enfermedades, no sólo restringidas a una empresa con tantos trienios como
es la Iglesia católica -que también conozco, por haber desempeñado tareas en
ella- sino a prácticamente a cualquier grupo humano con una mínima estructura
organizativa.
El Papa argentino, por tanto, podría añadir a sus
competencias espirituales las que poseen algunos de nuestros más avezados
consultores de gestión pública o asesores de recursos humanos.
LAS
ENFERMEDADES DIAGNOSTICADAS
1. La
“patología del poder” o del complejo de los elegidos es la primera de
ellas. La padecen aquellos que se consideran superiores a los demás y no al
servicio de todos. Esto es tristemente una realidad, y además, dolorosa, cuando
hablamos de organizaciones que, en teoría, están para resolver los problemas de
la gente.
Sus dirigentes, sin embargo, se sienten por encima
del bien y del mal. Aunque tiene remedio: que visiten los cementerios y
comprueben cuántos se han sentido inmortales, inmunes e indispensables. Un baño
de realidad.
2. La
segunda enfermedad es la del activismo
desmedido, la excesiva laboriosidad de quienes se resisten a pasar tiempo
con su pareja, con los hijos, y que no respetan ni las vacaciones para evitar
el estrés y la agitación.
3. Le sigue la del endurecimiento mental y espiritual, que practican quienes tienen un
corazón de piedra y se esconden tras los papeles y la gestión, pierden la
sensibilidad humana, la capacidad de amar al prójimo, esto es, de tener
presente al otro. En las Administraciones públicas es habitual encontrar a
gestores que han perdido el norte de que todo su trabajo y actividad deben de
estar al servicio de la ciudadanía.
4. La
excesiva planificación y funcionalidad es la cuarta de las enfermedades,
que sólo se puede combatir con frescura, fantasía y novedad. Es lo que llamamos
“procesos de innovación” imprescindibles para renovar nuestras organizaciones.
5. Tratamiento que se puede aplicar también a la
dolencia de la mala coordinación, la
quinta, con un necesario espíritu de gestión de equipos para combatirla.
6. Bergoglio habla también del “Alzhéimer espiritual”, refiriéndose a quienes han perdido la
memoria del encuentro con Jesucristo. En nuestra sociedad civil podríamos
hablar del Alzhéimer ciudadano, o la pérdida del sentido de dónde alimentamos
nuestras motivaciones para prestar un servicio a la ciudadanía. El abandono de
los valores éticos, de las razones morales por las que hacemos las cosas.
7. Y la séptima enfermedad es la de la rivalidad y la vanagloria,
practicada por quienes quieren estar en poder al precio que sea, y ese se
convierte en el objetivo a conseguir. Las luchas internas e intestinas en el
seno de las organizaciones es reflejo de lo que hablamos.
8. La octava de las enfermedades es la de la “esquizofrenia espiritual”, que en el
mundo de las organizaciones civiles podríamos definirla como la de la doble
vida de quienes defienden unos valores pero practican otros. O de quienes, por
ejemplo, están empeñados en imponer políticas de sacrificios a los más débiles,
mientras ellos disfrutan de los privilegios del sistema, y las justifican
porque van a ser buenas para todos.
9. Le sigue otra enfermedad muy practicada en
nuestros colectivos e instituciones: la
afición a criticar y cotillear. Cuánto tiempo, energías y esfuerzos
dedicamos a poner a parir al otro, sobre todo para esconder nuestra incapacidad
de asumir responsabilidades y de coger el toro por los cuernos de las decisiones
que tenemos que tomar.
10. Por no hablar de la décima enfermedad, que es
la de divinizar a los jefes, un
peloteo vital que los mediocres utilizan para garantizar su ascenso social,
pensando sólo en lo que se puede obtener y no en lo que se debe ofrecer.
11. Y la enfermedad once es la indiferencia a los demás, que está unida a los celos, cuando sólo
se piensa en uno mismo. Dolencia grave que marca la actitud en la que nos
desenvolvemos a diario.
12. Una de las últimas enfermedades es de las más
habituales que podemos encontrar en quienes dirigen nuestras organizaciones. Se
trata de la cara fúnebre que
hallamos como actitud vital de quienes tendrían que liderar los equipos,
colectivos e instituciones desde la amabilidad, la serenidad y el entusiasmo. Y
sobre todo, con humor y alegría. Cómo cambiaría el clima de trabajo con
personas alegres y divertidas al frente de los departamentos de nuestras
empresas y colectivos.
13. La acumulación
de bienes materiales, esto es, ganar dinero al precio que sea, y el
aprovechamiento mundano, de los exhibicionistas, los que trasforman su servicio
en poder, y su poder en mercancía para obtener ganancias mundanas o más poder,
cierran este particular elenco de patologías sociales a las que aún se pueden
sumar algunas más.
Lo interesante es conocerlas para poder combatirlas. Y en eso,
Bergoglio nos ha permitido ponerlas sobre la mesa sin temor. Como un coach
podría hacerlo en un proceso de cambio.
Artículo publicado en “Pensamiento Imaginativo” con el título Diagnóstico de Jorge Bergoglio: Nuestras 13
enfermedades organizacionales.
Agradecimiento a Cristian Figueroa de Tejeredes.
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