Durante la pandemia, las videollamadas
se hicieron imprescindibles y se masificaron, Apps como ZOOM, Meeting y Teams
alcanzaron especial importancia y gracias a ellas se evitó el colapso
económico, la deserción laboral así como la desagradable soledad por el
aislamiento. Las reuniones virtuales de trabajo y las clases escolares formaron
parte del día a día del enclaustramiento y nuestros esfuerzos por mejorar la
calidad de estas comunicaciones se convirtió poco a poco en el reto mayor.
En ese escenario hubo una extraña
práctica que se repitió constantemente en el mundo y que consistió en la acción
de desactivar la opción video en las videollamadas grupales, dejando las
pantallas en negro. Ocurrió mucho en las clases instructivas y en muchas
reuniones colectivas online.
Llama la atención cómo un alto porcentaje de los participantes iniciaba sus sesiones con sus cámaras apagadas generando incertidumbre en los encargados que, además, padecían de una desagradable sensación de rechazo. Lo sorprendente de este fenómeno nos llevó a hacernos las mismas preguntas una y otra vez: ¿Por qué desactivan su pantalla? ¿Será que estoy fallando? o ¿es tal vez la timidez por sentirse observados?
Como verás, querido lector, alguna de estas preguntas tiene la pesada carga del autorreproche, culpándonos de errores o impericia en la conducción, mientras que por otro lado encontramos en el miedo y timidez de las y los participantes la razón de la supuesta ausencia y oscuridad.
Siendo facilitador, psicólogo y responsable de múltiples reuniones virtuales me sentí motivado por conocer el por qué de este comportamiento ...y confieso, que al descubrirlas fui más sensible al tema, mejorando la calidad de mi trabajo, por lo que les comparto mis hallazgos:
Razón 01. LA VERGÜENZA, expresada en las siguientes circunstancias:
- Temen ser juzgados por su apariencia física, por eso evitan ser observadas/os.
- Temen ser objeto de burla por su voz, por eso prefieren no ser escuchados.
- Temen ser criticados por sus opiniones e intervenciones, por considerarlas intrascendentes, sosas o inoportunas.
- Se sienten avergonzados de su entorno (su casa, su dormitorio, su comedor, etc) pues consideran que no son imágenes dignas de ser mostradas a otras personas.
- Se sienten inseguras/os por su escasa habilidad para el manejo de lo digital y temen “hacer el ridículo”.
Esto ocurre porque:
- En las zonas rurales hay poca o nula señal por ausencia de antenas repetidoras lo que obliga a trepar a zonas altas (fuera de casa) para captar algo de señal gratuita.
- En zonas urbanas, a pesar de pagar a un operador local, la señal de internet resulta ser muy pobre obligando a tomar medidas urgentes para conectarse.
- Toman prestados la señal y/o equipo de familiares o vecinos para comunicarse.
Como se observa estas afirmaciones revelan un componente psicológico y otro atribuible a la operatividad.
En cuanto al aspecto psicológico descubro que en sus manifestaciones leves o "manejables" se evidencia una escasa autovaloración y una percepción minimizada de sí mismos. Las expresiones de la autoestima doliente se hacen evidentes a cualquier edad por lo que debe entenderse que el enfrentar las miradas críticas de otros puede activar inseguridades y en ese sentido, generar ansiedad ante cada sesión grupal. Estamos frente a un gran espejo que nos permite mirarnos como sociedad, una sociedad digital muy moderna, pero aún burlona y con más hostilidad que amor.
¿Qué pasa cuando son adolescentes?
Por las
características psicológicas de esta edad que implica la necesidad de
aceptación de sus pares es posible que estos rasgos se hagan más evidentes en
este grupo etario. Cuando estas manifestaciones adquieren una graduación pronunciada
y constante se sugiere buscar el apoyo de un profesional de la psicología.
Antecedentes
Un aporte para el entendimiento clínico de este tipo de comportamientos es la Escopofobia. Término que Hipócrates acuñó para señalizar el miedo o vergüenza mórbida que mostraban algunas personas excesivamente tímidas, que preferían permanecer en la sombra pues sentían gran malestar pensando que eran observados por otros. A inicios del siglo XX se le consideró un trastorno de la ansiedad producido por el temor a ser mirados por tal razón se le categorizó como fobia social. Muchas veces estos cuadros tienen origen en una situación traumática ubicada en la infancia donde la persona fue objeto de escarnio público ya sea por reprimenda, ridículo o castigo físico.
Como se observa, el fenómeno de las pantallas negras obedece a un conjunto de razones psicológicas, estructurales y por falta de información. Sin embargo, expone las grandes brechas socioeconómicas existentes (que nunca tomamos en cuenta) así como el uso de la violencia como método de crianza que deja en claro el escaso cuidado de la autoestima de quienes decimos amar.
Nuestra función como conductores de grupo y facilitadoras/es en adelante debe ser la tolerancia ante la involuntaria falta de recursos, un continuo ejercicio de fortalecimiento de la autoconfianza y el fomento de las habilidades blandas en cada integrante de nuestros grupos. Una performance de crecimiento individual y colaborativo, paralelo al cumplimiento del propósito de la reunión online.
2 comentarios:
Cuan importante es la empatía, muchas veces nos cuesta entender las razones por las cuales no interactúan con la pantalla encendida.
Importante, trabajar en la autoestima y en la interacción. Las habilidades blandas ayudan mucho a manejar nuestras emociones.
Muchas gracias Hans, por tan significativo aporte que nos ayude a mirar el lado humano más allá de las pantallas.
Excelente información ... gracias 😊
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