jueves, 7 de junio de 2012

CHAMANISMO Y CONSTELACIONES FAMILIARES. Sanando las heridas del pasado


CHAMANISMO: Tanto el chamanismo como la psicoterapia apuntan a curar la psiquis y el alma, pero sus puntos de vista sobre cómo facilitar la curación a menudo son contradictorios. Mientras que el proceso terapéutico se desarrolla a lo largo de una línea de tiempo, el chamanismo construye una estructura en el espacio. La curación chamánica tiene lugar en una zona atemporal, un tiempo mítico en el que está presente todo lo que alguna vez fue y todo lo que alguna vez será. Una segunda diferencia entre chamanismo y psicoterapia son los roles, tanto del chamán como del terapeuta.
 
CHAMÁN:  Es el experto que conoce su camino a través de las estructuras de curación del universo y es capaz de activar aquellos poderes que son necesarios en cierta situación. Habiéndolo hecho, su trabajo está básicamente terminado, de alguna manera, se retira. La responsabilidad del ritual está en manos del chamán, pero la responsabilidad de la curación está en manos de los espíritus. Un chamán moviliza fuerzas y poderes externos: espíritus sanadores y fuerzas de la naturaleza. Un terapeuta, en cambio, trata de activar las cualidades que están latentes dentro de un cliente.


LAS CONSTELACIONES FAMILIARES:  Cada ser humano trae en si mismo toda la información de las vidas de las que procede tanto a nivel psíquico como a nivel físico. Es aquello que llamamos herencia y se encuentra impreso en lo más profundo de nuestro ser, en nuestros genes y en el inconsciente colectivo de nuestra familia y tiene la capacidad de ser transmitida de generación en generación. 

Así pues algunos heredamos los ojos verdes del abuelo, las piernas cortas que también tenía nuestro padre y que a su vez tenía su propia madre. Otros miembros de nuestra familia nacerán con los ojos pardos y las piernas cortas evocando a otra fracción de la herencia familiar. También heredamos por ejemplo, el buen o mal carácter, gustos determinados, la diligencia, la fuerza y el compromiso o las tendencias depresivas, neuróticas, psicóticas u obsesivas que caracterizaron posiblemente alguno de nuestros antepasados.

Formamos entonces parte del alma y del destino de muchas personas con las cuales estamos de alguna manera directamente relacionados. Es un alma que es arte y parte de una historia y que se hereda de generación en generación y que marca a cada ser humano de una manera particular. Somos parte del campo morfogenético de nuestra especie y particularmente del campo morfogenético de nuestra familia. Allí se alberga toda la información de nuestra historia familiar la conozcamos o no. Esta historia está impresa en nuestras células conllevando un orden que permite que la vida fluya a través de nosotros.

Este orden se traducirá en cualidades. Pero también heredamos los conflictos no resueltos que se hayan podido generar en el seno de nuestras familias debido a factores como pueden ser:
  • La violencia intra o extrafamiliar (guerras, asesinatos, suicidios, luchas de poder).
  • Perdidas  de seres queridos.
  • Abortos.
  • Separaciones traumáticas.
  • Abandonos.
  • Accidentes fatales.
  • Exclusión de personas de la familia.
  • Inversión del orden jerárquico dentro del seno familiar.
  • Secretos familiares, como pueden ser la de la existencia de relaciones vinculantes extramaritales, hijos no reconocidos, crímenes, etc.….


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