Mientras el matrimonio funciona, para los dos padres la prioridad son siempre sus hijos, tanto su salud física como su salud emocional. Pero cuando la "guerra de los roses" se desata con un divorcio, las prioridades cambian; y entre las batallas por la manutención, los bienes y la tenencia, los niños quedan atrapados en la peligrosa línea de fuego y suelen ser daños colaterales.
Tal vez no muestren sus heridas en el momento; tal vez las lesiones son tan internas y tan lentas, haciendo meollo en lo profundo de su alma, que las consecuencias sean imperceptibles para los padres, hasta que sea demasiado tarde.
Que el amor se puede acabar es una realidad. Que los intereses y las metas de dos personas que se conocieron en un determinado momento, cambian, también es una realidad. Que la violencia de género como causal de divorcio aumenta a cifras alarmantes, también es una realidad.
Pero se torna necesario pensar en los niños antes de que la tinta de las firmas en los papeles de divorcio se seque. Según el experto en familia y divorcio, Gary Neuman, es posible que una pareja se separe sin destruir emocionalmente a sus hijos en el largo plazo. Para lograr esto es necesario evitar tres cosas principales, según el especialista.
Utilizar a los hijos de mensajeros
Muchos padres se comunican con sus ex cónyuges a través de sus hijos, lo que les provoca a los pequeños un estrés emocional excesivo, obligándolos a manejar una situación que aún ellos siendo adultos, no pueden hacer. Una valiosa herramienta de los tiempos modernos es la posibilidad de comunicarse a través de correo electrónico, que permite hablar específicamente de los aspectos de la crianza de los niños, sin necesidad de abrir viejas heridas.
Utilizar a los niños de terapeutas
No es conveniente compartir detalles innecesarios del divorcio con los niños, ni hablar de los sentimientos que provoca en nosotros la ex pareja. Buscar ayuda de un profesional sería el camino más adecuado.
No mostrarse comprensivo con los niños
A pesar de las propias heridas, los niños necesitan sentir que sus emociones y sus necesidades no pasaron a un segundo plano. Muchas veces no podremos dar una solución a su angustia, pero escucharlos y contenerlos es lo importante.
Reparar el daño hecho
Si te has dado cuenta que estás cometiendo alguno de estos errores durante el divorcio, nunca es tarde para enmendarlo. Los niños suelen ser indulgentes, mucho más que los adultos. Pídele disculpas a tu pequeño, explicándole los errores que has cometido y por qué es importante, tanto para tí como para él, solucionarlos y cambiar de actitud.
Es imposible evitarles a los niños el dolor que puede causar el divorcio, pero lo que está al alcance de las manos de los padres es allanarles el camino, desde el amor y la contención.
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