Cuando nos encontramos delante de un gran desafío, algo nuevo que nunca hemos hecho, nuestra mente interpreta que hay un peligro inminente y de inmediato sentimos miedo. Dentro de la mente aparecen una serie de imágenes (escenarios atemorizadores) a través de las cuales anticipamos una situación que podría pasar (o no) en el futuro. Y todo esto genera mucho miedo. Lo que pasa es que en nuestra mente nos anticipamos hasta llegar a crear una realidad que todavía no existe, e incluso sintiendo miedo de forma anticipada. Cuando emprendemos nos pasa exactamente lo mismo y nuestro sueño empresarial puede convertirse rápidamente en una pesadilla difícil de sostener.
¿Qué es el miedo?
El miedo es una emoción y, como todas las emociones, nos avisa de algo, nos envía mensajes. Tiene como función avisarnos de algún peligro (desafío) inminente, con el fin de ayudarnos. Si, por ejemplo, paseamos por un bosque y de repente aparece un lobo sacando dientes, el miedo nos sirve para despertar todas nuestras alertas y huir.
Acontecimiento (lobo que quiere atacarme) –>emoción (miedo) –> acción (huida)
También tenemos miedo cuando interpretamos que una situación/acontecimiento puede afectarnos negativamente.
Cuando nos encontramos delante de un gran desafío, algo nuevo que nunca hemos hecho, nuestra mente interpreta que hay un peligro inminente y de inmediato sentimos miedo. Seguro que te habrá pasado el tener que enfrentarte a una entrevista de trabajo, y que con sólo pensarlo te cogía el miedo (o la ansiedad).
Pues eso ocurre porque hemos interpretado en nuestra poderosa mente que la entrevista es algo que nos pone en peligro (aunque no haya nadie que nos vaya a comer). Dentro de mi mente aparecen una serie de imágenes (escenarios atemorizadores) a través de las cuales estoy anticipando una situación que podría pasar (o no) en el futuro. Y todo esto me genera mucho miedo. Lo que pasa es que me estoy anticipando y estoy creando una realidad que todavía no existe, e incluso sintiendo miedo de forma anticipada.
Lo seres humanos somos los únicos seres vivientes que pueden hacer esto. Es decir, crear un miedo y padecer de ello.
Recuerda que la mente, las emociones y el cuerpo están íntimamente relacionados entre ellos. Lo que tú piensas, afecta a tus emociones y tus emociones afectan a tus acciones. Así de simple.
Generalmente las personas se mueven en un círculo restringido de posibilidades que podemos llamar zona de confort, en la cual nos movemos con seguridad porque todo esta conocido, cada acción nos lleva a un resultado previsible. En este círculo en el cual nos movemos, las acciones son repetitivas y no tenemos miedo (o tenemos muy poco miedo).
Pero si salimos de nuestra zona de confort, nos introducimos en una zona de expansión (o de aprendizaje) donde nos encontramos con múltiples desafíos que necesitan acciones nuevas, nuevas estrategias, nuevas formas de pensar. Este lugar desconocido, este territorio de las posibilidades, nos da miedo porque allí nada es cierto, y todo es posible.
Nos encontramos con que tenemos que aprender nuevas estrategias para movernos y conseguir los resultados que queremos, y superar los desafíos que se nos planten por delante.
En este territorio se mueven los emprendedores que se encuentran manejándose con múltiples desafíos: buscar clientes, encontrar financiación, encontrar un nicho de mercado rentable, encontrar un local, conseguir entender como funciona un plan económico financiero, etc…
Así que en este territorio nuevo y desconocido es muy fácil caer en la tentación de hacernos pequeños y de olvidarnos de nuestros inmensos talentos y habilidades. Es muy fácil también, agrandar el desafío que tengamos, y en consecuencia creamos una desproporción enorme entre lo que somos y el problema que parece sin solucionar. Y surge el miedo.
¿Qué hacer?
Vuelve a ti, valora tus habilidades, valora todo el aprendizaje que hiciste en un tu vida (personal y profesional), reafirma tus talentos naturales, quita el polvo a tus conocimientos y aprendizajes. Agárrate con vigor a tus valores más profundos, que son los valores que te están guiando en tu nuevo viaje y si te sirve da ayuda, aplicas las 5 simples pautas que te enseñé en el articulo del mes pasado para dominar el miedo y calmar tu mente.
Y sobre todo, ten la humildad de reconocer lo que te queda pendiente por aprender.
Pregúntate ¿Qué es lo que necesito aprender ahora para enfrentarme con este nuevo desafío? Desde allí, puedes generar nuevas respuestas, estrategias y acciones, para conseguir tus objetivos, incluso puedes incorporar nuevos aprendizajes que te sirvan para encarar el reto.
El miedo de los emprendedores simplemente nos alerta de que es preciso encarar un nuevo desafío, y que nos queda pendiente algún aprendizaje por hacer para superarlo y conseguir los resultados esperados.
Y tú ¿Cúal es el desafío más grande que estás encarando en este momento de tu emprendimiento?
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